Un estudio encargado por el eurodiputado Ernest Urtasun demuestra cómo el actual diseño impositivo parte de una concepción «patriarcal» de la sociedad, que se traduce en un marco sesgo de género en los principales tributos, como el IVA y el IRPF. Los recortes sociales de los últimos años y el incremento de los impuestos indirectos, como el IVA, han acentuado estas diferencias a favor de los hombres
El sistema fiscal español tiene un marcado sesgo de género que perjudica claramente a las mujeres. Y las reformas que se han ejecutado los últimos años, como la reducción de tipos y tramos -y, por tanto, de la progresividad- del impuesto sobre la renta (IRPF), o el incremento del IVA, un tributo indirecto claramente regresivo ya que no está discriminado en función de la renta, no han hecho más que acentuarlo. Esta sería la principal conclusión del estudio La fiscalidad en España desde una perspectiva de género, que se ha presentado este jueves en el Aula Europa de Barcelona. El trabajo, elaborado por el Instituto para el Estudio y la Transformación de la Vida Cotidiana (IQ) y Ekono Consultoría, es una petición de Ernest Urtasun, eurodiputado de ICV e integrante de los Verdes-Alianza Libre Europea, que se ha comprometido que el grupo redacte este año un informe parlamentario para pedir a los estados de la UE que analicen y revisen sus políticas tributarias desde una perspectiva de género. El objetivo final es intentar introducir cambios a nivel comunitario aprovechando que hay en marcha un proceso de discusión de nuevos reglamentos y normativas fiscales en el marco de la UE. «Teníamos la necesidad de hacer emerger políticamente este tema», afirmó Urtasun.
Maria Fuente (IQ), directora del informe, subrayó las dificultades para llevar a cabo un trabajo de este tipo, básicamente por la falta de datos existentes, un elemento que ha complicado la investigación. De hecho, a nivel institucional prácticamente ningún estado de la UE ha impulsado estudios de este tipo, con la excepción de Austria e Irlanda. El estudio recalca que los impuestos no son neutros y sufren numerosos sesgos que generan «una mayor carga fiscal para las mujeres que para los hombres y refuerzan las desigualdades de género a la vez que favorecen los modelos tradicionales de familia». También enfatiza que la crisis ha supuesto profundizar en esta situación, porque las recetas que se han aplicado, fundamentalmente los «continuos recortes de gasto público», impactan más sobre las mujeres que sobre los hombres, básicamente por el tijeretazo «a los servicios públicos vinculados el cuidado de las personas, afectándolas tanto como trabajadoras, usuarias y prestadoras indirectos de los servicios recortados». Las reformas laborales y de pensiones también les han afectado más a ellas, ya que en promedio tienen unas rentas claramente más precarias.
El estudio, que ha contado con Sergi Cutillas (Ekon) como asesor económico, contextualiza que desde hace algunas décadas la evolución de los impuestos ha avanzado hacia sistemas menos progresivos, es decir, que en vez de apostar por hacer pagar a quien más tiene, se ha reducido la presión fiscal a las rentas altas, lo que lógicamente dificulta la posterior redistribución de la riqueza y reducción de la desigualdad. Esto se ha traducido en una menor progresividad de los impuestos sobre la renta -con la reducción de tramos y una disminución general del tipo, más acentuada en los tramos altos- y en una caída generalizada en el impuesto de sociedad. En paralelo, ha habido un incremento de los tributos indirectos, fundamentalmente el IVA, que han ganado peso en la recaudación pública.
Diseño androcéntrico que perpetúa desigualdades
El trabajo pone de manifiesto que numerosos estudios han documentado como los incrementos de IVA afectan mucho más a las rentas bajas que a las altas, ya que no tiene ningún tipo de progresividad. Es decir, que se paga el mismo tipo con independencia de la renta de cada uno. Y la mayoría de personas con rentas bajas son mujeres. Además de esta primera dimensión, el informe también destaca que «como resultado de las normales sociales de género se producen patrones de consumo diferentes según el sexo», de manera que las mujeres gastan más que los hombres por ejemplo en bienes destinados a los cuidados. Unos productos «que no se consideran bienes exentos de IVA ni se les aplica un IVA super-reducido [que sería del 4%]», lo que genera lo que los autores llaman «tasa al cuidado». Un tercer elemento es la «tasa al tampón», ya que unos productos de primera necesidad para las mujeres como son los vinculados a la menstruación tampoco gozan del IVA super-reducido del 4%, sino que se les grava al 10 %. «El diseño del los cambios posibles para revertir la situación IVA no tienen en cuenta ni los cuidados ni la higiene femenina, contribuyendo a perpetuar valores sociales androcéntricos «, recalca. Finalmente, también pone de manifiesto que determinados productos, como la ropa o las colonias, tienen un precio más caro cuando se dirigen mujeres, lo que vuelve a generar un «impacto desigual de la carga tributaria», lo que constituye la «tasa rosa».
En cuanto al IRPF, el estudio destaca que la última reforma, la del 2014, ha beneficiado sobre todo a las rentas medias, con una mayor presencia de hombres, que las bajas, donde predominan las mujeres. Un segundo elemento es la declaración conjunta que pueden hacer los matrimonios, un elemento que ya discrimina aquellas personas que no optan por este estado civil. La medida permite un ahorro conjunto, pero a la vez supone un perjuicio para el segundo preceptor. Y casi siempre es una mujer la que tiene menos ingresos que la pareja, y si opta por esta vía debe tributar a un tipo impositivo más alto de lo que le tocaría individualmente. El trabajo subraya que la «tributación conjunta es un mecanismo estatal que reproduce la desigualdad de género de mujeres y hombres, porque refuerza la división sexual del trabajo y favorece la permanencia de las mujeres en el hogar».
Además, el actual diseño del tributo favorece más las familias biparentales que las monoparentales, que cuentan con menos deducciones. Y, una vez más, la mayoría de las familias monoparentales están encabezadas por una mujer. Finalmente, también pone de manifiesto que muchas de las bonificaciones y deducciones contempladas en el IRPF benefician más a los hombres, como las aportaciones a planes de pensiones privados. Según los datos de 2015, el 57,5% de las aportaciones correspondieron a hombres y el 42,5% a mujeres.
Aunque no dispone de datos específicos en cuanto a la elusión y la evasión fiscal, la conclusión es que se trata de un fenómeno altamente masculinizado. ¿Por qué? Básicamente porque la distribución de la riqueza lo es y los protagonistas de maniobras -legales o no- para esquivar el pago de impuestos son fundamentalmente las grandes empresas y las rentas altas. Y sólo hay que hacer un repaso a los consejos de administración de las empresas del Ibex para comprobar allí la escasa presencia de mujeres o repasar el listado de millonarios de Forbes para tener claro el abrumador predominio de los hombres. «La elusión y la evasión fiscal tienen rostro masculino», declaró Ernest Urtasun.
Cambios posibles para revertir la situación
Más allá de analizar la situación actual, el estudio también hace una serie de propuestas para revertir la discriminación de género que existe en el sistema fiscal español. En este sentido, aboga por invertir la tendencia general que privilegia los impuestos indirectos sobre los directos; realizar una revisión crítica de los productos que tienen tipos reducidos, super-reducidos y excepciones en el IVA para que se incorporen todos los de primera necesidad, los vinculados a la salud de las mujeres y aquellos relacionados a los cuidados de las personas dependientes; «promover el consumo libre de estereotipos de género» y garantizar que no hay «situación de discriminación por una doble fijación de precios de productos iguales».
Sobre el IRPF, los autores apuestan por avanzar hacia un modelo «basado en la individualización del impuesto», con el fin de «generar condiciones más justas e igualitarias entre mujeres y hombres» y romper con el vínculo existente entre el «contribuyente y su estado civil y situación familiar «, además de diluir el peso que» familia «tiene en la actual configuración del tributo. También defienden la necesidad de ampliar el espacio para llevar a cabo políticas de protección de la maternidad y la paternidad que vayan más allá de las deducciones en el IRPF, así como «priorizar la provisión de servicios públicos adecuados a la demanda, por encima de las deducciones y bonificaciones «, más allá de hacer una revisión a fondo para garantizar que sean realmente progresivas y ayuden a compensar las desigualdades.
(Noticia extraída de Público)