El bonus de un directivo, recortado por tener una relación con su asistente. Existe riesgo de penalización sino se desvelan relaciones en el entorno laboral.
En Australia, los ejecutivos tendrán que dar a conocer las relaciones que surgen en el entorno laboral; de no hacerlo, se enfrentarán a una penalización.
Todo surgió a raíz de que la aseguradora QBE Insurance decidiera recortar la retribución de su consejero delegado tras conocerse su relación con su asistente. Esta semana, el consejo de administración de la aseguradora recortó en 550.000 dólares australianos (400.000 euros) el bonus de John Neal por no haber notificado la relación que mantenía con su subordinada.
El consejero delegado, de 52 años, comenzó su relación el año pasado, pero no la dio a conocer hasta este año, un retraso que el consejo de administración considera que contraviene el código de conducta de la compañía.
En su informe anual, QBE asegura que «Las dos partes acuerdan que algunas de las decisiones adoptadas por el CEO no son coherentes con el código de conducta del Consejo». La nota no tiene precedentes en la historia empresarial australiana.
Censurar a los ejecutivos por el posible conflicto de intereses que puede surgir de mantener una relación con un subordinado no es nada nuevo, sin embargo, recurrir a sanciones es un fenómeno relativamente nuevo, opinan los expertos. «Nunca he oído que a un ejecutivo le recorten el bonus por tener un romance en el puesto de trabajo», asegura André Spicer, profesor de ética empresarial de la Cass Business School.
En 2005, Boeing obligó a Harry Stonecipher a renunciar a su puesto de consejero delegado tras descubrir su relación con una empleada. Últimamente ha habido numerosos ejemplos de ejecutivos que han perdido su empleo por este motivo. Sin embargo, en cuanto a las políticas retributivas, se suelen centrar más en los objetivos y en el cumplimiento de los resultados financieros.
En lugar de los resultados, algunos consejos de administración incluyen elementos en sus políticas de remuneración relacionados con objetivos culturales, de comportamiento o medioambientales. No obstante, los códigos de conducta y el requisito de que los ejecutivos den a conocer sus relaciones en el puesto de trabajo se están extendiendo últimamente entre las empresas.
Julie Garland McLellan, experta en gobierno corporativo y consejera en varias empresas australianas cree que este punto ha llevado a que el Consejo de Administración de QBE opte por sancionar a su consejero delegado por no dar a conocer su relación, que la empresa interpreta que puede representar un conflicto de intereses, dado que la asistente participaba en distintas labores del Consejo de Administración.
Una práctica habitual
Las relaciones en el entorno laboral son relativamente habituales: según una encuesta llevada a cabo en 2014 por Vault.com, el 56% de los profesionales ha tenido en algún momento de su carrera una relación con algún compañero.
Los expertos jurídicos aseguran que las compañías por lo general no pueden declarar que una relación es ilícita, ya que infringirían el derecho de los empleados a su vida privada. Sin embargo, tienen el deber de garantizar que no se cree un conflicto de intereses y que no haya discriminación, o cualquier tipo de hostilidad en el entorno laboral.
La polémica que ha despertado el caso de la australiana QBE llega después de que se conociera una relación extramatrimonial entre el consejero delegado de Channel Seven Tim Worner y una ex empleada. La agencia de comunicación australiana decidió en 2014 recortar el bonus de Worner en 100.000 dólares australianos, aunque la reducción no se conoció hasta diciembre del año pasado, cuando la relación se hizo pública. Worner, Channel Seven y la ex empleada, Amber Harrison, están envueltos en una dura batalla legal para evitar que este tipo de noticias se filtren a la prensa.
(Noticia extraída de Expansión)