En el año previo a la crisis, es decir, en pleno boom económico (2006) se hicieron 1,7 millones de contratos de menos de siete días de duración hasta agosto y representaban el 14,7% del total de la contratación. En el mismo periodo de 2016 se realizaron casi el doble, más de 3,3 millones. Por si fuera poco, el 40% de estos empleos es a tiempo parcial (por horas). Esta cifra triplica el número de contrataciones indefinidas (1,1 millones) que se realizaron este periodo.
La cifra representa el 26% de los casi 12,8 millones de contrataciones totales que se hicieron en este periodo. Afecta a uno de cada cuatro empleos. Se trata de un nuevo récord en precariedad laboral. Lo que da idea de lo lejos que está la economía española de ofrecer calidad y estabilidad laboral, que incremente las bases de cotización y la recaudación fiscal, a pesar de que el PIB crezca por encima del 3% y de que este objetivo figure en todos los programas electorales.
Es la primera vez en la historia estadística en que se superan los tres millones de contratos en el acumulado de estos ocho meses del año. Con toda seguridad la cifra rebasará los cinco millones a final del ejercicio. Sólo en el último año el aumento es de 370.000 contratos. Este exponencial incremento, es particularmente llamativo en 2016, y se produce después de 10 trimestres de crecimiento consecutivo del PIB en tasa anual y de 12 en tasa intertrimestral. Lo que confirma la necesidad de un cambio de modelo productivo y de relaciones laborales.
En lo que va de año se han hecho de media mensual 415.000 contratos de menos de una semana frente a los 368.000 de 2015. En mayo se registró otro récord, ya que en sólo treinta días se hicieron más de medio millón de éstas contrataciones (522.550), lo que supuso el 30% del total de los formulados.
La precariedad no ceja. Sólo en agosto se hicieron casi 380.000 contratos, también el doble de los formulados en el mismo mes de 2006 antes de la crisis (187.931). Es 3,5 veces más que el número de contratos indefinidos (105.129). El incremento anual, otro récord, es del 21,6%, cinco puntos más del aumento de la contratación total. Si se suman estas contrataciones a las que se formularon hasta una duración de menos de 30 días (624.363) en agosto, sale un resultado escandalosos: 4,5 de cada 10 contratos duran menos de un mes.
¿Qué sectores realizan estas contrataciones de menos de siete días? La hostelería (servicios) acapara más de un tercio (135.000 contratos); la industria manufacturera acumula un 13% (48.000) y un 11% las actividades artística y recreativas. Las actividades administrativas, sanitarias, transporte e información copan un 25%. Además, el 77% son contratados bajo la modalidad de eventuales por circunstancias de la producción. Otro dato interesante es que sólo el 66% (237.000) de esta contratación es inicial. Es decir, el otro tercio rota y encadena modalidades hasta acumular menos de una semana de contratación en el mes.
Esta fórmula de contratación está muy extendida entre jóvenes aunque se está trasladando a otros segmentos de edad. El 38% (145.000) afectó a a menores de 29 años. Pero, también es notoria su frecuencia entre mayores de 45 años, que se supone que tienen cargas familiares e hipoteca. Uno de cada cinco contratos (78.000) se hicieron en este segmento de edad. De ellos, más de 17.000 se formularon para mayores de 55 años.
La mayor parte de estas contrataciones se realizan en los niveles más bajos de formación (el 85% tienen estudios primarios o secundarios). Pero, si se compara esta estadística con la contratación total, llama la atención que uno de cada cuatro contratados con estudios superiores en todas las modalidades lo es por menos de siete días.
Según fuentes de la Unión Progresista de Inspectores de Trabajo, la generalización de este contrato de menos de una semana oculta otra realidad: muchos de estos contratos duran más de siete días y aunque se emplea por horas, los trabajadores hacen jornada completa o más. Se debe a que «las empresas no tienen que demostrar indubitadamente el tiempo de trabajo porque no hay sistemas de control horario», señalan. Además estos contratados no acuden a la denuncia ante la inspección. «Ni se les pasa por la cabeza porque se revelará su nombre y no volverán a ser llamados», añaden.
(Noticia extraída de El Mundo)