La reforma de pensiones comenzará a desplegar el próximo curso dos grandes medidas pactadas en el segundo bloque de las negociaciones que lideró el antiguo ministro, José Luis Escrivá, orientadas a la mejora de los ingresos del sistema con un mayor esfuerzo de trabajadores y empresas. Tras blindar la principal medida de mayor gasto, la revalorización de las pensiones, acordada en la primera fase, el contrapeso se pondrá a través de nuevas cotizaciones sociales e incrementos del tipo efectivo en tramos superiores a 54.000 euros.
El próximo curso, el Presupuesto de la Seguridad Social volverá a alcanzar cotas récord con un gasto en pensiones por encima de los 200.000 millones. Es una tónica que se repetirá hasta mitad de siglo: la presión demográfica desequilibrará el sistema de pensiones por el retiro masivo de la generación del baby boom. Para ello, Escrivá introdujo una serie de medidas enfocadas en un ligero incremento del gasto y, especialmente, en más esfuerzo para la población activa trabajadora y empresarial.
El Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), la cotización extra que se aplica sorbe todos los salarios, aumentará su tipo hasta el 0,7%. Por su parte, el incremento de las bases máximas de cotización será del 5%, aproximadamente, al crecer 1,2 puntos más que la variación de la inflación.
La proyección de estas nuevas cotizaciones sociales apunta a un mayor esfuerzo de empresas y trabajadores de unos 1.090 millones de euros, el equivalente al 0,26% del PIB, en el primer año de despliegue de la reforma. Aunque antes la ‘reforma silenciosa’ ya aumentaba las bases máximas, es desde 2024 cuando el Gobierno tiene dibujada la subida prevista hasta mitad de siglo.
Así lo recoge el Plan Presupuestario del Gobierno, el documento con el que avala ante la Comisión Europea sus previsiones macroeconómicas y fiscales a dos años vista. En el plano de las cotizaciones sociales, tras años intesos de creación de empleo y mejora de las bases medias de cotización, la subida será más modesta el próximo curso.
«Para 2024 se prevé una tasa de crecimiento inferior a la de 2023, pero aún robusta (6,4%), como consecuencia del dinamismo del mercado de trabajo reflejada en el escenario macroeconómico y de la entrada en vigor de medidas de ingresos adicionales (adecuación de la base máxima de cotización)», recoge el Plan Presupuestario. El grueso de la mejora de ingresos provendrá de las nuevas medidas incorporadas, mientras el empleo perderá fuerza en este aspecto.
Cuánto aporta cada medida
Así, el MEI afectará a todos las nóminas, repartiendo el esfuerzo entre la empresa (0,58%) y empleado (0,12%). Según reocoge el Plan Presupuestario, la sobrecotización impuesta en 2023 tendrá un impacto presupuestario de 2.922 millones. Habría que sumar otros 780,5 millones adicionales por la subida del tipo prevista en 2024. En total, acumulará 3.700 millones de euros en dos ejercicios.
Por su parte, el destope de las bases máximas alcanzará a los salarios de casi 56.700 euros. Esto se debe a que los salarios únicamente cotizan para pagar pensiones hasta 54.000 euros en la actualidad: con la variación del IPC en el entorno del 3,8% este año, más la bonificiación adicional de 1,2 puntos este límite superior subirá otros 2.700 euros. Esta medida incorporará 308 millones adicionales a la Seguridad Social.
Medidas pendientes: autónomos y rentas altas
La reforma del sistema de cotización de los autónomos, que abonan por ingresos reales con una adaptación de sus tablas, tendrá un mayor impacto a una década vista. Para entonces, el objetivo es equiparar al trabajador por cuenta propia con los asalariados, incrementando los ingresos del Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (Reta) un 45%. Esta parte de la reforma comenzará a hacer efecto en 2025, cuando aporten un 0,1% del PIB más. A cambio, los autónomos mejorarán su protección en la jubilación al cerrar paulatinamente su historica brecha de cotización y pensión media con los asalariados.
Desde 2025 también entra en vigor la denominada cuota de solidaridad, la cotización que gravará el tramo salarial superior a la base máxima de cotización prevista en cada curso. Es decir, afectará a aquellos trabajadores que superen el límite superior de aportación a la Seguridad Social. En su inicio gravará entre el 0,92% y el 1,17% a estos perfiles. Aumentará la recaudación prevista de forma más modesta (0,02% del PIB).
El efecto conjunto del MEI y la cuota de solidaridad penalizará en mayor medida a los sueldos de entre 70.000 y 90.000 euros. El incremento del tipo efectivo en estos tramos salariales será de nueve puntos en apenas una década, según las proyecciones oficiales del Informe de proyecciones de gasto público en pensiones en España, que proyecta el impacto del destope, de las dos nuevas cotizaciones sociales por tramos salariales y de la reforma de pensiones para justificar las medidas ante la Comisión Europea.
(Noticia extraída de El Economista)