El sector encara un año crucial con el reto de reducir la alta temporalidad
“Al turismo le va a venir bien la reforma laboral”. La ministra de Industria y Turismo, Reyes Maroto, defendía así en una entrevista con La Vanguardia esta semana la necesidad de un cambio en las relaciones laborales de un sector clave para la economía del país.
Una transformación que la industria de los viajes está obligada a aplicar por ley a partir de ahora, justo a las puertas de la temporada de verano, una vez ha concluido el periodo transitorio de tres meses para adaptar los contratos de trabajo a la nueva normativa.
La tasa de empleados eventuales en hostelería llega al 40%, pero este contrato queda restringido
Empresas del sector aguantan la respiración porque reconocen que vienen semanas “de adaptación muy complicada”. “La transición a la reforma laboral supone una dificultad añadida ahora que apenas nos estamos recuperando de la pandemia”, señala Nuria Montes, de la patronal hotelera de Benidorm Hosbec.
Y es que el nuevo marco tendrá especial incidencia en el turismo, la rama de actividad con uno de los índices de eventualidad más altos. “Se trata de un sector muy sujeto a la contratación temporal, y esto es contrario al espíritu de la reforma”, comenta Eduardo Ortega Figueiral, socio de Ortega Condomines Abogados y experto en negociación laboral. Si la tasa de trabajadores temporales en la UE es del 13%, en España se sitúa en torno al 26% y en el turismo y hostelería se dispara al 40%, según datos de CC.OO. Casi un tercio de los trabajadores del sector tiene además contratos a jornada parcial de forma involuntaria.
El periodo transitorio para adaptar los puestos a la nueva normativa concluye: toca mover ficha
Esta situación, si se aplica la reforma laboral según lo previsto, debería “dar un vuelco a partir de ya”, afirma Gonzalo Fuentes, responsable de hostelería y turismo de CC.OO. Y añade: “Miles y miles de contratos temporales se tienen que convertir en estables, ya sean fijos o fijos discontinuos, lo cual supone una oportunidad para mejorar la calidad de las condiciones” de un sector que cuenta con casi dos millones de afiliados a la seguridad social –ver gráfico–.
Los contratos por obra y servicio desaparecen y los temporales que han abundado hasta ahora en turismo y hostelería quedan muy restringidos, pensados para que sean una auténtica excepción y no la norma. Hay más. Se desincentivan los contratos de 30 días, muy comunes en destinos turísticos de la costa para cubrir fines de semana en temporada alta, a base de aumentar las cotizaciones, señala el abogado de Ortega Condomines. En el caso de las camareras de piso –las kellys –, uno de los eslabones más débiles y precarizados de la cadena turística, se han de aplicar durante estos días importantes novedades: la prevalencia del convenio sectorial por encima del convenio de empresa puede incrementar los salarios de las personas externalizadas, “como es el caso del colectivo de camareras de pisos, el más afectado por la subcontratación”, indica Fuentes, de CC.OO. “El cambio de paradigma es total”, añade.
Parte de los convenios están bloqueados: si no hay acuerdo, peligra la modalidad de fijo discontinuo
El mayor esfuerzo, considera Ortega Figueiral, recae en las pymes, un formato de empresa que abunda en turismo y hostelería. “Son negocios que han sobrevivido a la crisis de la pandemia a duras penas y tendrán dificultades para adaptarse”, opina. En el caso de los hoteles –señala Nuria Montes– las empresas están “más preparadas” para asumir la normativa. “Muchos convenios provinciales ya incluyen una tasa mínima de trabajadores fijos, en nuestro caso supera el 70%”, afirma la directiva de Hosbec. El problema –continúa– se concentra en las empresas más pequeñas, sobre todo del sector de la restauración, donde la temporalidad ha sido hasta ahora la norma.
A esto se añade la dificultad para negociar los convenios, gran parte de los cuales están vencidos o en fase de negociación. Con las discrepancias sobre la revalorización salarial entre empresarios y sindicatos, estos últimos han advertido en determinados casos que si no se alcanza un acuerdo respecto al aumento de sueldo no desarrollarán en los convenios colectivos las novedades de la reforma laboral, señalan desde Ortega Condomines. Esto es, que no se recogerá en el convenio la figura del fijo discontinuo y la mayoría de eventuales tendrán que pasar a fijo, una fórmula inviable para muchas empresas turísticas.
Las empresas quieren más flexibilidad para contratar; los sindicatos ven una oportunidad para la calidad
Pese a todas las dificultades asociadas, la patronal también ve una oportunidad de prestigiar un sector que, según su criterio, ha cargado con una inmerecida mala fama. “Nos hubiera gustado una reforma con mayor flexibilidad”, pero puede traer elementos positivos, dice Montes. “Muchos contratos eventuales pasarán a fijos discontinuos, y esto puede ayudar a generar más estabilidad y calidad en la ocupación, nos estamos adaptando”, afirma al respecto Jaume Orteu, presidente de la Asociación Hotelera de la Costa Daurada i Terres de l’Ebre.
Con esta mayor estabilidad de las plantillas, el turismo espera también recuperar a los miles de trabajadores temporales que han dejado el sector turístico durante la pandemia y se han pasado a otras actividades, indica Montes, “como la logística o la construcción”. ¿Será capaz?
“Parece difícil si no se produce una transformación profunda de las empresas y las condiciones”, dice Igor Abascal, secretario de hostelería y restauración de UGT Catalunya. La prueba de fuego llega esta temporada de verano. La inspección de Trabajo, afirman fuentes del Gobierno, estará con la lupa puesta.
(Noticia extraída de La Vanguardia)