España ha dado un paso importante en materia de igualdad. El Congreso de los Diputados ha admitido a trámite la iniciativa de Podemos que plantea la ampliación de los permisos de paternidad hasta igualarlos con los de las mujeres, en 16 semanas. Una reforma que, de salir adelante, costará 200 millones de euros más al año a la Seguridad Social, hasta 1.200 millones en un periodo que podría dilatarse más allá de cinco años.
Permisos igualitarios de 16 semanas, intransferibles y pagados al 100% para padres y madres, con la finalidad de que los varones se hagan cargo de sus hijos durante el mismo tiempo que las mujeres, evitando así la discriminación por maternidad y eliminando la división sexual en el trabajo. Es el espíritu de esta ley, que ha hecho suya el grupo morado, pero que nació de la Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles de Nacimiento y Adopción (Ppiina) ya en el año 2011.
En su día vetada por el PP, que esgrimía un coste de 2.000 millones, el martes la proposición de ley fue admitida a trámite con el apoyo de todos los grupos. Un respaldo unánime que dibuja grandes expectativas para su tramitación parlamentaria. Se abre ahora un periodo de enmiendas en el que las fuerzas políticas podrán modificar el contenido de la ley hasta que finalmente sea aprobada.
De momento, sobre el papel se plantea un permiso parental inicial? de dos semanas obligatorias a disfrutar simultáneamente por ambos progenitores y otro pa-ra la crianza, de 14 semanas, de las que cuatro serían obligatorias y diez voluntarias. Este último podría disfrutarse en un bloque o en varios, pero siempre antes de que transcurran 12 meses a partir del nacimiento, adopción, guarda con fines de adopción o acogimiento.
Se mantendrían así las 16 semanas del permiso de maternidad y se ampliaría en 11 semanas el de paternidad (ahora está en cinco, tras la entrada en vigor de los Presupuestos de 2018, que han sumado una semana). A razón de 100 millones de euros por cada semana -según cálculos de la Ppiina, con datos de la Seguridad Social- el coste total de la ampliación ascendería a 1.200 millones: 1.100 millones de las 11 semanas, más 100 millones que costaría el paso a las seis semanas obligatorias, según explica la economista y coportavoz de la Ppiina, María Pazos Morán. La propuesta plantea un incremento transitorio de dos semanas por año, lo que elevaría el gasto anual en 200 millones. ¿En cuántos años? Para Pazos, los plazos son importantes, pero prefiere «un calendario más dilatado que enmiendas que distorsionen el objetivo de la ley». «Las reformas sociales se deben implantar progresivamente, dando tiempo a las empresas para adaptarse», zanja.
Desde la Ppiina defienden que el gasto sería «relativamente pequeño» y calibran la importancia relativa del incremento presupuestario poniendo como ejemplo los 1.400 millones de euros que se gastó Renfe en febrero de 2016 en la adquisición de 15 trenes de alta velocidad (a 93,4 millones por tren) o los 1.100 millones de inversión pública en el Aeropuerto de Ciudad Real.
De cualquier manera, hay que tener en cuenta que el aumento del gasto está calculado al alza. En la práctica, a día de hoy, las diez semanas que podrían cogerse cualquiera de los progenitores las asumen ellas. Solo en el 1,75% de los casos las cogen los padres, según datos de la Seguridad Social del primer trimestre. Fueron 62.832 permisos, de los que ellos apenas asumieron 1.099. Si bien el gasto en la prestación por paternidad repunta un 28% anual.
En un amplio documento analítico de impacto económico, la plataforma asegura que la reforma tendría «múltiples ventajas para las empresas que quieren retener el talento mediante el bienestar de sus trabajadores» y eliminaría «el agravio comparativo para las compañías que promocionan a mujeres frente a las que promocionan a hombres». Argumentos que intentan rebatir a las voces que critican este avance en igualdad y conciliación laboral por considerar que elevaría los costes de los empresarios.
La propia patronal, en el reciente acuerdo con los sindicatos, insta al Gobierno a la equiparación de las condiciones de disfrute de los permisos de paternidad y maternidad, de manera que «se incentive, desde el poder público, que hombres y mujeres se acojan al ejercicio del derecho de forma equitativa, igualitaria e intransferible».
Hay que tener en cuenta que la cuantía de estas prestaciones, equivalentes al cien por cien de la base reguladora de la prestación de incapacidad temporal derivada de contingencias comunes, se abona di-rectamente por el Instituto Nacional de la Seguridad So-cial (INSS). Mientras, la empresa deja de pagar el sueldo de ese trabajador/a. Y aunque sigue abonando su cuota de la Seguridad Social, se bonifica al 100% en caso de efectuar un contrato temporal por sustitución de baja por maternidad o paternidad.
Los plazos de tramitación parlamentaria de la reforma son inciertos, con la complicación añadida de que si los grupos se alargan en el periodo de enmiendas podría agotarse la legislatura. Pero, de salir adelante, España daría un paso agigantado en corresponsabilidad con la mujer en un mundo en el que persisten enormes diferencias.
En cuanto a los permisos de maternidad, Suecia y Croacia cuentan con los más largos: 480 días (a repartir entre los progenitores) y 410 días, respectivamente. Les sigue Reino Unido, con 365 días. Mientras, Alemania (98 días) destaca entre los países europeos con menos baja, y, al otro lado del Atlántico, las madres estadounidenses cuentan con 84 días, igual que los padres.
Respecto a la licencia de paternidad, a la que insta la Resolución relativa a la Igualdad de Género adoptada por la Conferencia Internacional del Trabajo (CIT), de nuevo, los países nórdicos son los más concienciados, con 112 días en Noruega o 90 en Islandia. Francia, Estonia y Portugal se limitan a tan solo 14 días, mientras en Asia son pocos los países que reconocen este derecho.
Con todo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) reconoce que en la mayoría de países persiste una «enorme diferencia entre el permiso de paternidad y maternidad». Es el caso de Reino Unido, donde las madres pueden disfrutar de un año de permiso, por solo 5 de los padres, y de Grecia, que da 119 días a las mujeres y ninguno a los hombres. Tampoco tienen este derecho los varones rusos, mientras las madres gozan de 140 días.
La desigualdad es evidente, y romperla situaría a España como referente en conciliación laboral y familiar en Europa y en el mundo.
(Noticia extraída de El Economista)