El índice de empleo tras una tesis supera el 90%. Por debajo de la ESO está en el 54%
La educación superior contribuye a mejorar el empleo, la renta y la progresión social. Más aún desde el comienzo de la crisis económica, cuando la brecha entre las tasas de empleabilidad se dispararon en función de las diferentes cotas formativas. A día de hoy, en España, la oportunidad de encontrar un trabajo, sin entrar a valorar su calidad y sus condiciones, puede variar en torno a un 40% en función de los estudios de los candidatos. Así, en 2016, mientras que las tasas de empleo rondaban el 55% en los niveles inferiores de la educación secundaria, superaban el 90% en el caso de los doctores. En medio de los extremos, los profesionales con formación secundaria trabajaban en un 70% de los casos, los graduados lo hacían en un 79% y los que tenían un máster en un 83%.
Son datos de la OCDE recopilados por la Confederación de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), que presentó ayer el informe anual de La universidad española en cifras 2016-2017, el cual muestra, entre otros aspectos, el peso de la formación a la hora de encarar la carrera profesional. Los números expuestos anteriormente pertenecen a España, país que se asemeja bastante a la media de la Unión Europea, a la media de la OCDE y a regiones como Estados Unidos. La diferencia entre otros países, sin embargo, es más que notable.
De todas las zonas analizadas, Polonia es la que mayores desigualdades reproduce, con diferencias que rondan el 60%. La tasa de empleo entre los niveles con menos formación superó por poco el 40%, mientras que la de los doctores se situaba en un 98%. Otros países con importantes brechas, aunque con cifras mucho más cercanas a España que a Polonia, son Grecia, Irlanda, Italia o Finlandia. Al otro lado de la cuerda se encuentra Portugal, el país que, junto a Suecia, más ha reducido este salto. La tasa de empleo de los lusos con un nivel de estudios por debajo de la educación superior rondaba el 68%, mientras que la de los portugueses tras la tesis era del 93%.
Así, en base a la media de la OCDE, la tasa de paro del último nivel formativo rondaba el 42%, mientras que la de los graduados oscilaba en torno al 7%. Esta brecha, en el caso español al menos, se ha hecho cada vez más grande desde el año 2008. En 2007, el índice de paro genérico español se situaba en el 8,3%, y el de los doctores en un 2,7%, solo 5,6 puntos por debajo. Dos años después, mientras que la tasa total de desempleo llegaba al 18%, el paro de los doctores bajaba al 2,4%. La mayor diferencia llegó en 2013, con una tasa de desempleo total del 26% y una del 4,2% en el caso de los que habían presentado su tesis.
Estos datos, entre otros, evidencian que “la educación en general, y la universitaria en particular, es el fiel reflejo de la balanza que mide la igualdad de oportunidades de una sociedad y el verdadero ascensor social de un país”, explicó el presidente de la CRUE, Roberto Fernández. Por esa razón, además de tener presente el impacto directo en las oportunidades laborales, es necesario también incentivar ese ascensor social, es decir, la capacidad que tiene un país de promover que los estudiantes alcancen los niveles superiores educativos aunque sus padres carezcan de ellos.
En esta tarea, España no está en una mala posición, y la probabilidad de que un estudiante con estas características alcance estudios superiores es mayor que en países como Francia, Italia, Inglaterra o Estados Unidos. Aun así, las posibilidades siguen siendo menores que en los países nórdicos, Países Bajos, Austria, Alemania, Japón y Corea.
La importancia de contar al menos con un título universitario no es nimia. Y es que, durante la crisis y la reciente recuperación económica, en España solo crecieron ininterrumpidamente los empleos para los que se exige educación superior. Para ser exactos, entre 2008 y 2018 se han creado en España 1.473.800 empleos para trabajadores con titulación superior, mientras que se han destruido 2.857.300 trabajos para los que los requisitos formativos eran inferiores, o bien Educación Secundaria Obligatoria, educación primaria o una educación inexistente en lo que a títulos se refiere.
Con estos datos sobre la mesa hay que recordar, no obstante, que las oportunidades de encontrar trabajo varían en función de la rama de conocimiento elegida en la universidad. En España, las tasas de empleo en las categorías de artes, humanidades y educación oscilan alrededor del 77%, mientras que las de ciencias naturales y matemáticas ascienden al 87%, las más altas del país. Estos números contrastan con los de otros países del entorno.
En Francia, por ejemplo, los titulados en docencia alcanzan unas cotas de empleo del 93%, las más altas de la región, mientras que las ciencias naturales descienden al 82%. En Polonia, Alemania y en la media de la UE y la OCDE, las que alcanzan mejores niveles son las titulaciones TIC, superando en todos los casos el 87%. En España, sin embargo, estos profesionales cuentan con una tasa de empleo algo por encima del 80%.
(Noticia extraída de Cinco Días)