Es difícil de explicar que la Seguridad Social vaya a cerrar este año con el mayor déficit de su historia cuando el empleo está creciendo a un ritmo del 3% anual y en el último año se han creado casi 600.000 puestos de trabajo. Y la respuesta no sólo hay que buscarla en la precariedad y en las reducciones de cotización del nuevo empleo, sino también en otro factor importante: la pérdida de parados que cotizan.
Precisamente este descenso de parados que cotizan (lo hacen los que cobran una prestación contributiva) hace que el número de cotizantes a la Seguridad Social esté tardando en crecer mucho más que el empleo. Desde 2011, cuando el empleo tocó suelo, hasta ahora, la Seguridad Social apenas ha ganado 291.000 cotizantes. Sin embargo, en este mismo periodo, la cifra de ocupados ha crecido en más de 1,3 millones, es decir, casi cinco veces más.
La diferencia entre una y otra cifra la explica la caída de parados que cotizan, que han pasado de casi 2,8 millones a 1,7 millones, es decir, se ha reducido en más de un millón. Esto se debe fundamentalmente al paro de larga duración, que hace que muchos de los desempleados agoten su prestación contributiva y empiecen a percibir una asistencial o se queden sin cobertura.
3.500 millones menos a la Seguridad Social
De hecho, son muchos los que se han quedado sin cobertura, ya que actualmente el 55% de los parados cobra prestación, lo que supone 15 puntos menos que al final de 2011, cuando el 70% de los desempleados recibía un subsidio por desempleo.
En términos económicos, este descenso de los parados que cotizan también se nota: en 2011 los desempleados aportaron 10.207 millones de euros a las arcas de la Seguridad Social, lo que suponía prácticamente un 10% de los ingresos por cotizaciones del sistema. Sin embargo, este año se espera que aporten un 33% menos que entonces, 6.770 millones de euros, lo que supondría poco más de un 6% de los ingresos del sistema.
Este descenso de la aportación de los desempleados al sistema es uno de los motivos que han llevado al Gobierno a admitir ante Bruselas que el déficit de la Seguridad Social rondará los 19.000 millones al cierre del ejercicio. El agujero será equivalente al 1,7% del PIB, casi seis veces más de lo que se había presupuestado.
(Noticia extraída de El Economista)